«Mancha ki ek jagah mein…». Así comienza «El Quijote» en hindi, recientemente traducido a esta lengua por la académica india Vibha Maurya. Tras diez años de ardua labor, la obra universal de Miguel de Cervantes ya está asequible a los hablantes de la cuarta lengua del mundo. «Es la primera traducción completa, de las dos partes, y directa del español, no desde el inglés como hasta ahora», aseguró la profesora de estudios hispánicos de la Universidad de Delhi y miembro de la Real Academia Española de las Letras (RAE).
En cualquier caso, la historia de las traducciones de “El Quijote” a otros idiomas empieza en un ya lejano 1.612 cuando Thomas Shelton traduce la Primera parte al inglés. Poco después, en 1614, aparece la versión de César Oudin al francés. En un corto espacio de tiempo le siguen la traducción al italiano en 1622 por el profesor de español Lorenzo Franciosini, la traducción al alemán de Pahs Bastelnvon der Sohle en 1.648 y, en 1657, es el escritor Lambert van der Bos quien lo traduce al holandés.
En este sentido, parece que no iba mal encaminado don Miguel de Cervantes cuando, por medio de su personaje, el Bachiller Sansón Carrasco, indicaba que: “a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca”.
Durante el siglo de la Ilustración “El Quijote” se traduce a otras lenguas europeas como el danés y el portugués. También se traduce al ruso y al polaco. Estas traducciones se hacen habitualmente desde lenguas distintas al español, resultando adaptaciones que no contemplan la obra íntegra en la mayoría de los casos.
En siglo XIX, el romanticismo y los primeros movimientos nacionalistas miran con entusiasmo hacia el personaje, lo que incrementa significativamente el número de traducciones. Empiezan a priorizarse las versiones del texto completo sobre las adaptadas, procurando, asimismo, trabajar sobre ediciones en español. Aparecen traducciones al rumano, húngaro, croata, griego, serbio, noruego, finés y, algo más tarde, en la primera mitad del siglo XX, al letón, estonio, lituano y checo. Paralelamente se traduce al hebreo en 1871 y al turco en 1868. En América, donde se había leído en español, se empiezan a difundir las versiones inglesas.
A finales del XIX se realizan algunas traducciones en Japón y en India. Pero no será hasta el siglo XX, cuando, con una enorme repercusión, aparezcan traducciones en el resto de Asia y en África. En 1978 Yang Jiang lo traduce íntegramente al chino. También se traduce al malayo, bengalí, japonés, urdu, farsi, tagalo, coreano, vietnamita y árabe.
La traducción de “El Quijote” sigue siendo hoy, cuatrocientos años después, un acto de cultura emblemático y una tarea digna del más alto reconocimiento. Como señala la académica hindú y experta en la obra cervantina, Vibha Maurya, «no es fácil la traducción directa, sin pasar por una tercera lengua, porque tienes que ser hispanista en el sentido de conocer la historia, la cultura y todo el contexto del libro».
FUENTES: INSTITUTO CERVANTES Y LA CRÓNICA DE HOY
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